CONTINUAMOS CON EL TEMA DE ADULTOS
Los adultos con hiperactividad se divorcian tres veces más
El déficit de atención se presenta entre el 6 y el 10% de los niños, y la mitad lo lleva a la madurez
El déficit de atención, que frecuentemente se simplifica como un problema de niños desobedientes o inquietos, tiene signos físicos (cerebro y cerebelo tienen un tamaño y un peso algo menor), una base fisiológica y una descripción detallada que recoge el manual DSM IV, en el que los profesionales de la salud mental definen cada una de las patologías reconocidas. El doctor Manuel Katz, ponente del 57º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP) que se celebra en el Palacio de Congresos de Santiago, señaló ayer que los problemas de atención e hiperactividad afectan a un porcentaje que ronda el 6 y el 10% de los menores y subrayó el especialista de la Universidad Ben Gurion del Negev Macabi de Israel que la mitad de ellos lo arrastrarán hasta la edad adulta.
Las consecuencias del déficit de atención se traducen, durante la edad adulta, en problemas de relación y conflictos en el entorno social: los adultos que arrastran un déficit de atención (se estima que son entre el 4 y el 6% de la población) cambian frecuentemente de trabajo y tienen problemas para encontrar la estabilidad, lo mismo les ocurre con sus parejas (se ha calculado que se divorcian tres o cuatro veces más que la población general) y presentan un mayor riesgo de consumo abusivo de tabaco, alcohol o drogas ilegales y de sufrir accidentes de tráfico.
No obstante, precisó Manuel Katz, en algunos casos desarrollan una carrera profesional en la que su trastorno (y su capacidad para atender a múltiples estímulos al mismo tiempo) se convierta en algo positivo.
Katz explicó que el niño con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDA) presenta un fallo en las llamadas funciones ejecutivas del cerebro. Significa que su problema no es falta de atención, sino problemas para mantenerla cuando tiene que centrarse en un estímulo que no le interesa. Así, expuso el especialista, el niño hiperactivo permanecerá atento a la actividad que realice cuando le resulte agradable, pero tendrá problemas y se distraerá con otros estímulos cuando se le exija concentración en algo poco atractivo para él. Son niños, señaló Katz, con frecuentes despistes, que se olvidan de cosas, que no soportan estar en una fila guardando turno o que no son capaces de esperar para ir al servicio.
El diagnóstico se realiza en torno a los 5 y los 7 años, aunque el interrogatorio y la observación del caso (aún no se dispone de mecanismos de diagnóstico por neuroimagen) se fijará en comportamientos que se manifiestan desde edades más tempranas.
El TDAH tiene además un fuerte componente hereditario (aproximadamente el 80% de los casos) y por eso, explicó Manuel Katz en Santiago, es frecuente en la consulta del pediatra que al escuchar el diagnóstico de su hijo, muchos padres revivan su historia y encuentren explicación a muchos de sus problemas. "Lo dicen con tristeza, y hay quien a los 35 años empieza a ser tratado y a partir de ahí normaliza su situación laboral y otros aspectos de su vida", indicó Katz.
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