Esther Cardo1, Victoria Meisel2, Gloria García-Banda2, Laura Riutort1, Coloma Palmer1, Mar Bernad1 y Mateu Servera2
(1) Hospital Son Llàtzer (Palma de Mallorca) y (2) Universidad Islas Baleares

 

 

El trastorno negativista desafiante (TND), junto con el déficit de atención/hiperactividad y el trastorno de conducta, es una de las causas principales de derivación a los servicios especializados de neuropediatría y psiquiatría infantil. Si bien el TND tiene una relevancia clínica importante, son pocos los conocimientos que se tienen acerca de este trastorno.

 

La 4ª edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) define el TND como un patrón de conducta negativista y hostil desafiante, excesivo para el contexto sociocultural y el nivel de desarrollo del niño o niña, y que le causa un deterioro significativo en su funcionamiento en el ámbito personal, social o académico, durante un período de más de seis meses, y que no se debe a un episodio psicótico o un episodio propio de un trastorno del ánimo. El trastorno se caracteriza por un comportamiento negativista, hostil, con resentimiento e intimidación, y la tendencia a culpar y transgredir normas sociales. Las conductas propias del TND son más frecuentes con niños y adultos que el sujeto conoce, por lo que su aparición es más frecuente en el hogar y pueden no darse en el ámbito escolar. Esta posible variedad intersituacional de la conducta puede dificultar el diagnóstico. El trastorno es más habitual en niños que en la edad preescolar han mostrado problemas de temperamento y alta actividad motora.

 

Los síntomas del TND suelen aparecer antes de los 8 años, presentan poca variabilidad a lo largo del desarrollo y se mantienen desde la etapa preescolar hasta la adolescencia. En niños menores se relacionan con trastornos internalizantes y externalizantes, y predicen otros trastornos a largo plazo, tales como depresión, TDAH y un trastorno de conducta (TC). Algunas veces es difícil diferenciar la actitud oposicional desafiante y la actitud propia de los TC, especialmente cuando se dan fuera del entorno familiar